COLEGIO BENJAMIN HERRERA
JORNADA TARDE
DOCENTE:
SONIA PAREDES M.
CURSOS:
701-702-703 Y 704.
ACTIVIDAD-
1.
A continuación, encontraras tres mitos africanos,
léelos atentamente y escoge dos.
2.
De cada una de los dos mitos que escogiste
realiza una historieta.
3.
Cada historieta debe tener mínimo 10
cuadros.
4.
Debes hacer las dos historietas en el cuaderno.
Se evaluará coherencia y
presentación.
ESHU, EL DIOS MENTIROSO.
El dios llamado Eshu, nombre que le dan los yorubas, también llamado Elegba por los nativos de Benin, es
conocido por ser el intermediario entre los hombres y los dioses, pero también
por ser el mayor de los embusteros sobre
la Tierra. Eshu es un ser inteligente y astuto que vaga por el mundo,
sintiendo especial atracción por aquellos lugares donde se avecinan cambios y
hay periodos de crisis. Los lugares donde le gusta ejercer su influencia son
los cruces de caminos, el umbral de los hogares y todo sitio donde se vendan y
compren cosas.
Existen muchas historias de engaños
protagonizadas por Eshu dentro de las leyendas de África, pero la más célebre es la
de dos granjeros vecinos cuya amistad no podía ser más firme y manifiesta,
tanto es así que incluso les gustaba vestirse de forma similar, casi como
hermanos.
Un buen día Eshu decidió caminar por
el sendero que dividía las tierras de estos dos granjeros, llevando en la
cabeza un sombrero blanco por un lado y negro por el otro. También se colgó un
bastón en el hombro y se puso una pipa en la nuca, y vestido de esta guisa hizo
el camino completo.
Los dos amigos, al encontrarse y
contar lo sucedido, comenzaron a entrar en contradicciones sobre su extraño
visitante, sin poder decir con certeza en qué dirección caminaba o el color de
su sombrero. Su discusión fue subiendo de tono hasta que el mismo rey se
interesó por la historia. Mientras los dos granjeros trataban de convencer al
rey, cada uno de su propia versión de los hechos, Eshu hizo acto de presencia y le dijo al monarca que ninguno de
ellos decía la verdad, pues ambos habían sido engañados.
El rey, enfadado con Eshu, mandó a
sus guardias a capturarle, pero el dios consiguió escapar y prender fuego a
varias casas en la huida. Mientras los aldeanos trataban de escapar de las
llamas, Eshu se ofreció a ayudarles a guardar sus pertenencias para que no se
quemasen, a lo que todos aceptaron sin desconfiar. Entonces Eshu se hizo con
todos los bultos y luego los repartió de forma aleatoria, dejando a las
víctimas del fuego aún más confusas y con grandes dificultades para recuperar
sus cosas en medio del caos.
MULUKÚ Y LA CREACION DE LOS HUMANOS.
Existen innumerables mitos en África sobre el origen del hombre como
especie, y en el caso de la leyenda de Mulukú, una de los más conocidas y extendidas del continente
africano, se profundiza en ello y nos cuenta también como nació la primera
pareja de humanos.
Nuestra historia comienza una vez que
Mulukú hubo creado el mundo y todo lo que contiene: el dios decidió que sería bueno para
su creación que hubiese una especie que la disfrutase y cuidase. Para dar
nacimiento a la nueva especie Mulukú excavó dos hoyos en el suelo, de uno salió
el hombre y del otro la mujer, pero aún estaban incompletos, ya que carecían
del conocimiento y sabiduría necesarios para sobrevivir sin la ayuda divina.
Debido al amor que les tenía el
propio Mulukú, al que también se venera como dios de la agricultura, les enseñó
el arte de la siembre y así los humanos pudieron ser independientes y
alimentarse por sí solos. Les proporcionó todas las herramientas necesarias
para la tarea de cultivar y les dio semillas de mijo para que las plantasen,
luego les dejó para que viviesen sus vidas.
No pasó mucho tiempo hasta que la
primera pareja dejó de seguir los consejos de Mulukú, y para su mayor decepción
también abandonaron las tierras que él les había legado. Estas tierras pronto
se marchitaron por la falta de cuidados, y al poco se transformaron en yermos y
desiertos.
Mulukú, ofendido y enfadado con la
pareja, decidió arrancar la cola a los monos para ponérsela a los humanos, y
ambos quedaron convertidos en monos. Al mismo tiempo los monos, ya sin rabo y
que hasta entonces habitaban como animales, bajaron de los árboles para tomar
el puesto de los humanos. Nosotros, los humanos modernos, somos aquellos monos
que ocuparon el puesto de los primeros hombres.
AIDO-HWEDO, LA SERPIENTE QUE SOSTIENE EL MUNDO.
Entre el africano pueblo de los Fon, procedentes del desaparecido reino de Abomey, contaban en su mitología que en los primeros
tiempos de la creación, el andrógino dios de dos caras Mawu (que poseía tanto rasgos femeninos como masculinos, como
metáfora del Sol y la Luna) contaba con la ayuda de Aido-Hwedo, la gran serpiente cósmica. El creador iba de un lado
para otro en el interior de la boca de Aido-Hwedo, mientras se afanaba en la
construcción del mundo, utilizándola como transporte.
Una vez que hubo terminado con la
creación, Mawu pensó que había recargado demasiado el mundo, poniendo
demasiadas cosas encima. Los árboles, las montañas, los animales y demás
pesaban mucho, impidiendo al creador que pudiese transportar su obra, así que
pidió a Aido-Hwedo que le ayudase en esta tarea, y la serpiente cósmica aceptó.
La única pega era que la gran serpiente no soportaba bien el calor de las
profundidades, así que Mawu creó los mares y océanos para que AidoHwedo pudiese
vivir en ellos.
Debido al gran peso del mundo, la
serpiente debía cambiar a a menudo de posición para poder descansar, y es en
cada uno de estos cambios de postura cuando suceden los terremotos. También
debe alimentarse, para lo cual tiene una cohorte de monos rojos que forjan
grandes barras de hierro, comida favorita de Aido-Hwedo. Pero también dice la
leyenda que, el día que se agoten las reservas de hierro, la gran serpiente
cósmica se devorará a sí misma, provocando que toda la tierra se precipite en
el mar.
También cuenta con una hermana gemela
que habita en los cielos, libre de la carga de su hermana, y que se encarga de
encaminar los rayos de luz desde el sol hacia nuestro mundo.